"Los Copistas"
Trantando de aportar nuestro granito de arena a las cuestiones que se plantean en el ejercicio de esta profesión docente, y como resultado del análisis de lo visto en la materia Problemática Educativa, compartimos nuestro Trabajo Integrador acerca de "Los Copistas".
TRABAJO INTEGRADOR PROBLEMATICA EDUCATIVA
“Los copistas”
09/09/2017
Erika Elizabeth Czerwein- María Alejandra Ledesma- Soraya Fátima Murad- Nancy Verónica Spelta- Elizabet Alejandra Ybañez.
INTRODUCCIÓN 2
1-PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA 2
2-JUSTIFICACIÓN DE SU ELECCIÓN. 3
3- ARTICULACIÓN CON LA TEORÍA. 3
4-CONCLUSIÓN. 9
5-REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA. 10
INTRODUCCIÓN
“Copista es la palabra que designa a quien reproduce libros a mano”
"En lo que respecta a una de las características semánticas más importantes de la palabra copista, la de reproducción, difusión y conservación del libro mediante su copia, este oficio, que desempeñaban los siervos, comienza en Grecia, y más tarde en Roma. El dominus o señor hacía copiar a sus esclavos, con destino a su biblioteca particular, cualquier libro.”
El presente trabajo abordará la temática referente a los “alumnos copitas” termino que hace referencia a los siervos de la antigüedad que se encargaban de transcribir sin reflexión ni producción libros que otros elaboraron Partiendo de este concepto analizaremos una frecuente expresión en los equipos docente que define a los educandos como copistas.
Durante el análisis a la luz de los textos trabajados durante el cuatrimestre, observaremos la actitud de los alumnos y los docentes a fin de poder elaborar una conclusión que nos acerque a una respuesta objetiva sobre los condicionantes que inciden es la construcción de esta actitud y los factores que influyen en su reproducción a cambio.
1-PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA
Las estrategias educativas que utiliza o pudiera utilizar, los educadores, influyen en el comportamiento de los educandos. Asimismo las expectativas que los docentes depositan en el alumno, pueden tener como consecuencia un hábito de aprendizaje inadecuado, con un eventual temor exacerbado al fracaso escolar. Estas condiciones constituyen un obstáculo para el aprendizaje reflexivo, dado que determinan a los alumnos, encasillándolos en lo que en el ámbito educativo se conoce como “COPISTA”, coartando su posibilidad de creación y cuestionamiento dando como resultado desinterés y desmotivación.
La problemática respecto del alumno copista se asocia con aquél que se caracteriza por ser un aprendiz que copia todo lo que ve en una pizarra, o solo responde al “dictado” que se puede plantear como desarrollo de una clase. Todo lo vuelca en el cuaderno. Podrá inferirse que esta comportamiento se hace de manera mecánica. Siempre se comporta de la misma manera en una clase. Lee y copia, escucha y copia. Al trabajar con actividades como cuestionarios, las respuestas son confeccionadas textualmente del libro con el que trabaje, no puede explicarlo con sus propias palabras. Podríamos resumirlo como “el copiar y pegar” del mundo cibernético actual. Sin embargo, a veces puede suceder que en ese arte de copiar también pueda copiar mal, lo que implica no despegarse del temor al fracaso que subyace a la actitud descripta.
Por otro lado, parece no poder responder a una clase diferente, frente a un debate se siente como fuera de la estructura rutinaria y escoge la no participación por temor a ser juzgado.
2-JUSTIFICACIÓN DE SU ELECCIÓN.
Abordamos el tema, porque es muy común escuchar a docentes referirse a un grupo de alumnos como: “Ah! Son alumnos copistas”. Dicha valoración es hecha desde un lugar de falta de empatía, sin comprensión por el “otro”, tal como si los alumnos fueran copistas porque sí, como si surgieran de la nada. Sin embargo, concluir con tal acepción es parecería incorrecto, a lo sumo carente de argumento. El alumno copia una pizarra entera pero no por decisión propia, sino como resultado de la falta de elaboración de contenidos respecto de una materia determinada, por parte del docente. Él es quien tiene a su cargo la transmisión del conocimiento, y por sobre todo de la producción de conocimiento por parte de los alumnos, teniendo además, a su alcance herramientas modernas y eficaces, con dinamismo, con actividades que estimulen y motiven el saber del alumno.
Una clase en la que el docente toma un libro y dicta durante su transcurso, o desarrolla un tema solo a través de plasmarlo en un pizarrón y su clase solo se limita a ello, haciéndolo únicamente de manera conductista, da, según distintos autores, como resultado ese alumno catalogado de tal manera, y que surge como consecuencia de ese obrar docente que no innova y no incentiva al descubrimiento del aprendiz.
El docente que concluye que es un curso copista piensa: ¿“Para qué usar otras formas de trabajar la clase, si este grupo es copista”?, escindiéndose de su responsabilidad en la interacción y producción de saberes.
Que el alumno sea “copista” surge como consecuencia de la falta de estrategias motivadoras por parte del educador, y como para sumarle un condimento más, esos alumnos son etiquetados, estigmatizados por el docente, cuando en realidad es resultado de un sistema tradicional, que ha quedado atrás en el tiempo, y que solo responde a un tipo de educación verticalista.
Es necesario que el docente busque potenciar el conocimiento que obtiene el alumno, que estimule las acciones del educando, alcanzándolo a través de actividades prácticas, asimismo es importante que los cuerpos docente inicien un proceso de reflexión donde puedan cuestionar sus prácticas habituales.
Ciertamente no es lo mismo lograr que el alumno aprenda repitiendo de memoria textos o ecuaciones matemáticas, que interpretando o incluso interactuando con ellos. No es lo mismo aprender utilizando la memoria teórica que utilizando la memoria experiencial. No es lo mismo aprender haciendo que aprender no haciendo. Por ello, la dedicación, elaboración e imaginación del docente a la hora de transmitir el conocimiento es fundamental para con el alumno.
3- ARTICULACIÓN CON LA TEORÍA.
Acorde a esta problemática, podríamos hacer referencia a Ray Rist en su Obra “sobre la comprensión en el proceso de escolarización” cuando hace mención a los etiquetados. Quienes utilizan la teoría de etiquetado se han ocupado del estudio de por qué se da una etiqueta a las personas y quién las clasifica como personas que han cometido uno u otro tipo de desviación. En este caso, es como si los copistas fueran unos desviados.
A diferencia de los enfoques principales de los estudios de la desviación, en la teoría de etiquetado se da mucha menos importancia a los motivos y características de la persona que comete el acto.
Se considera la desviación no como una cualidad de la persona ni como creación de sus actos, sino como el resultado de reacciones y definiciones de grupo. Se trata de un juicio social impuesto por un público social. Como argumenta Becker: “El hecho central de la desviación es que lo crea la sociedad. No me refiero con esto a lo que normalmente suele entenderse, es decir, que las causas de la desviación hay que buscarlas en la situación social del desviado, o en los factores sociales que provocaron su acción. Me refiero, sin embargo, a que los grupos sociales crean desviados al hacer leyes cuya infracción constituye una desviación, y al aplicar dichas leyes a individuos concretos y clasificarlos como marginales”. Así podríamos explicar por qué, según ciertos educadores, los copistas son desviados del sistema educativo.
Pero necesariamente se están revisando las nociones tradicionales sobre quién es un desviado y cuáles son las causas de la desviación. Si se insiste sobre la naturaleza de proceso de desviación, a cualquier desviado concreto se le verá como alguien atrapado, definido, segregado, etiquetado y estigmatizado, sostiene Rist.
Por otro lado, Rosenthal y Jacobson (1968), hacen un análisis interesante, diciendo que en la educación muchos consideran evidente en sí mismos que: el rendimiento escolar no es simplemente una cuestión de capacidad innata del niño, sino que implica directa e inseparablemente al profesor, conclusión muy acertada.
La valoración que realiza Goaldman (1971), en una revisión de la literatura recordaba: «Aunque algunas de las investigaciones son discutibles, existe cierta base para creer que los profesores tienen prejuicios sobre los alumnos a todos los niveles, debido a la información que reciben sobre su capacidad o carácter».
Rowe sostenía que el actual rendimiento académico e interpersonal de los niños puede servir también de gran fuente de expectativas para el profesor. Thomas consideraba que «Si el hombre define las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias» .Éste es el centro de la profecía que se cumple a sí misma: «La profecía que se cumple a sí misma es, en principio, una falsa definición de la situación que evoca un nuevo comportamiento que convierte en verdadera la idea originalmente falsa».
Por otro lado, Weber se enfoca en el actuar de ese alumno etiquetado, estigmatizado, en este caso podríamos relacionarlo con el caso de análisis. El alumno se comporta de una forma determinada, y en función de ella, se generan las expectativas por parte del docente. Ese actuar lo lleva a la necesidad de ser parte, de ser aceptado, de cumplir con las expectativas.
El alumno perteneciente a un grupo, en el cual interactúa de manera regular y consciente, en donde tiene metas a partir de un entramado normativo y de una organización interna.
La escuela es un Agente socializador fundamental en los chicos, aunque la socialización sea un proceso que dura toda la vida.
El alumno “copista” al interactuar con diferentes personas y llevar a cabo esta forma de adaptación a la escuela, busca un determinado fin, para lo cual selecciona racionalmente aquellos medios que serán adecuados para su obtención, con la consecuencia de la desmotivación y el interés por reflexionar acerca de lo que se esté estudiando, por citar un ejemplo.
Weber considera que el estudiante se mueve por necesidades pero también por expectativas, que se vinculan unas con otras. Así, el individuo espera que como consecuencia de sus actos se den determinados resultados y que los demás respondan de cierta manera.
(Desarrollado en Psicología Social fundamentalmente por V. H. Vroom (1964: Work and Motivation, New York, Wiley).
Asimismo, retomando al autor antes mencionados, Becker, y siguiendo en la línea argumental de que “El hecho central de la desviación es que lo crea la sociedad”, es que podemos permitirnos reflexionar acerca de esa estructura social.
Interpretándola como un entramado de relaciones de interdependencia sociocultural, en el cual las estructuras, los procesos y las conductas sociales se hallan de tal manera interconectados que resultan funcionales a la mencionada estructura, debemos analizar al alumno “copista” como resultado de las mismas. Dado que desde esta perspectiva, la de Merton, la sociedad es un sistema que está constituido por una estructura que permanece en el tiempo, un conjunto de elementos interdependientes que tiende al equilibrio y que tienen la posibilidad de cambiar, podemos esperar que desde este análisis se genere dicho cambio.
De tal modo, en coincidencia con lo postulado por Berger y Luckmann, acerca de que la realidad se construye socialmente, definiéndola como una cualidad propia de los fenómenos que reconocemos como independientes de nuestra propia volición (no podemos "hacerlos desaparecer") es que este tipo de alumno “cree” y vive cotidianamente en un mundo que para él es real y sabe con cierto grado de certeza que ese mundo es el único posible, en su creencia ésta es su realidad única e inmodificable.
Retomando a Merton, “los elementos que integran el sistema son subsistemas interdependientes, que cumplen funciones sociales necesarias para el funcionamiento, regularidad y estabilidad de todo el sistema. Cada subsistema tiene asignada una función. Si cumple con sus objetivos se le denomina funcional, y, en caso contrario, disfuncional, por lo cual será fundamental el análisis que se realice en determinado momento y en determinado lugar a los efectos de establecer cuál es la funcionalidad que este tipo de educando tiene en el sistema escolar como subsistema del sistema social. Es decir, al preguntarnos por qué la estigmatización de este conglomerado social como “copista” se reproduce en la realidad escolar, pueden surgir algunas respuestas tales como las que se han expresado precedentemente en la introducción de este trabajo, a saber: que es más fácil para un docente que no se plantea el desafío de generar curiosidad, provocar necesidad de descubrimiento y motivación en su alumnado, o que no posea las herramientas necesarias para generar el cambio o que realice su tarea en la convicción de encontrarla acorde al salario percibid, resultando cualquiera de ellas funcional al sistema que tiene como fin teleológico de la tarea social de educar la formación de alumnos poco reflexivos y sin espíritu crítico. Todo ello en la creencia de que de alguna manera esto resulta útil a la sociedad, funcional al sistema.
Parsons consideraba a la sociedad como una vasta red de partes relacionadas, cada una de las cuales ayuda a mantener el sistema como un todo. Su enfoque funcionalista afirma que si un aspecto de la vida social no contribuye a la estabilidad y la supervivencia de la sociedad, es decir, si no cumple alguna función útil e identificable o no fomenta el consenso de valores entre los miembros de la sociedad, no pasará de una generación a la siguiente. En este sentido, podemos decir que el “etiquetamiento” contribuye a mantener el orden, la estabilidad social.
Los sujetos no reflexivos nunca se preguntan, nunca se cuestionan a cerca de otras posibilidades, acerca de otras formas de comportamiento social. Este proceso de estigmatización cumple ciertas funciones que parecen necesarias a la sociedad. En definitiva, tal como propone el autor, el objeto de este análisis es descubrir cómo algunas estructuras sociales ejercen una presión definida sobre ciertas personas de la sociedad para que sigan una conducta determinada.
Cuando los objetivos, propósitos o metas definidos culturalmente como legítimos por todos los individuos de la sociedad y la estructura social que define, controla y regula las formas de alcanzar los citados objetivos están en armonía, la pura conformidad se convierte en un valor central. Durante algún tiempo está asegurada la estabilidad social a expensas de la flexibilidad social. Se desarrolla una sociedad unida por la tradición. Se conserva un equilibrio efectivo entre esos dos aspectos de la estructura social mientras las satisfacciones resultantes para los individuos se ajusten a las dos presiones culturales, a saber, satisfacciones precedentes de la consecución de los objetivos y satisfacciones nacidas en forma directa de los modos institucionalmente canalizados de alcanzarlos.
Merton creía que en la sociedad hay trayectorias institucionalizadas hacia el éxito y su teoría de la tensión sostiene que la anomia es causada por la dificultad que tienen los que viven carentes en la pobreza para alcanzar por medios legítimos metas socialmente valoradas. Para aquellos que, por ejemplo, no consiguen logros educativos es más difícil alcanzar la riqueza y el estatus social asegurado por un empleo bien pagado, y por tanto, es más probable que utilicen medios criminales para obtener estas metas. Merton sugiere cinco adaptaciones a este dilema:
1. Innovación: individuos que aceptan metas socialmente aprobadas, pero no necesariamente los medios socialmente aprobados.
2. Retirada: los que rechazan metas socialmente aprobadas y los medios para adquirirlos.
3. Ritualismo: los que compran en un sistema de medios socialmente aprobados, pero pierden de vista las metas. Merton creía que los consumidores de droga están en esta categoría.
4. Conformidad: los que se ajustan a los medios y a las metas del sistema.
5. Rebelión: gente que niega metas y medios socialmente aprobados creando un nuevo sistema de metas y de medios aceptables.
Es difícil imaginar que estos alumnos, actores sociales logren el ajuste de la presión social que se ejerce a través de la estigmatización a los objetivos consecuencia de los medios que el entorno social les ofrece para alcanzarlos, en este caso estaremos en presencia de otro estilo de adaptación de los propuestos por Merton.
Al mismo tiempo, todo orden social vigente (la escuela), en distintas proporciones posee contención y represión.
Siguiendo a Ibañez “Mundo Contemporáneo y Homo Consumens” con el surgimiento de la Metrópolis y una sociedad más industrializada, diferente de las ciudades tradicionales. La expansión urbana, unida a la expansión de una economía de consumo predominante, genera 2 fenómenos distintos pero unidos en su origen común, el individualismo a ultranza, y la masificación que surge como formas de desarraigo social. Entre las características que emergen en este tipo de sociedades nos encontramos con lo que Simmel denomina “La Acedia o Hastío”, es consecuencia de la racionalización. El alumno copista bajo el híper activismo pragmático del mundo en donde se ha ido atrofiando la capacidad humana de asombro, de encuentro admirativo con lo real, reduciendo su inteligencia a la faceta fabricadora, olvidando su radical e insustituible actitud Teórico – Especulativa.
Asimismo Bordieu nos habla de cómo naturalizamos e interiorizamos las relaciones de poder, convirtiéndolas en incuestionables, así el alumno copista no cuestiona, no desarrolla herramientas para confrontar lo enseñado. Aparece lo que Bordieu llama Violencia Simbólica, la cual no solo esta socialmente construida, sino que también nos determina los limites de dentro de los cuales es posible percibir y pensar.
Para Daniel Nuñez:”La deshumanización es un proceso psicosocial por medio del cual un ser humano llega a percibir a otro ser humano como no humano. La idea fue propuesta por el psicólogo desarrollista Erik Erikson, para describir una situación que llamó pseudoespeciación, en la que ocurría lo siguiente: La gente pierde el sentido de ser una especie y trata de transformar a otros en una especie mortal y peligrosa, una que no cuenta, una que no es humana…”. El producir alumnos que pierden el tiempo copiando mecánicamente algo que muchas veces no saben de qué trata se llama transformar a los estudiantes en meros amanuenses. Una ilusión para rellenar el contenido de la clase con algo de supuesto valor, para que así todos puedan decir que ha dado una clase cuando realmente un docente ha repetido unas palabras que los desafortunados alumnos tratarán mecánicamente de repetir para poder salvar sus calificaciones.
“El alumno copista es una consecuencia del desinterés del docente para desarrollar una determinada clase”. María Alejandra Ledesma.
Este tipo de tácticas consiguen que los alumnos se limiten a reproducir los contenidos sin haberlos interiorizados. Así se crean una especie de humanoide (androide) que son válidos para ser incorporados a la sociedad porque repiten lo que la autoridad les dicta.
Se enseña desde la desafectivización o, lo que es peor, desde la deshumanización. Se trata a los alumnos como números, máquinas que deben producir un determinado resultado, son seres sin identidad, es obstaculizar su aprendizaje. Se convierte en una deshumanización de los procesos de formación. La enorme preocupación que surge es la de pensar en esa deshumanización –planteada en términos de una relación pedagógica- es como los docentes no pueden visualizar a quien le enseña como un ser humano que siente, sino como “eso” acerca de lo cual se puede opinar cualquier cosa. Esta problemática educativa no solo afecta a las escuelas de nuestro país, si no que se encuentra expandida en las universidades españolas de acuerdo a la nota periodística “El 80% de los estudiantes toman notas como “copistas”, publicado por el periódico español “El País” en su sección educación.
4-CONCLUSIÓN.
La presentación de esta temática, como una problemática educativa nos pareció, no sólo importante sino que, se nos presentó como un desafío en la instancia de formación docente en la cual nos encontramos. A partir de indagar en la misma y de profundizar en su análisis, fuimos descubriendo, aún más, la importancia de la interacción humana, del reconocimiento de un “otro” subjetivo para la efectivización del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Este hallazgo nos concientiza y nos coloca en un rol protagónico, en el sentido de que somos nosotros, los docentes, los que tenemos la responsabilidad de lograr con los alumnos un vínculo respetuoso, una relación emotiva y empática. Sólo desde allí podremos comenzar a lograr deconstruir la estigmatización del alumno “copista”.
Si tomamos en consideración la cuestión de la legitimidad del orden normativo dentro de la escuela, en donde haremos foco principalmente, es en las expectativas de determinadas consecuencias, y como esto lleva a los niños a sentir la necesidad de ser parte, de ser aceptado, de cumplir con las mismas. Las imposiciones sociales que se presentan como metas a lograr, se transforman para muchos alumnos en la única posibilidad de “ser”, ese “ser alguien en la vida” del que nos hablaban nuestros abuelos venidos de tierras lejanas. Sin embargo, en esta carrera que todo el tiempo persigue una “zanahoria”, que no se sabe bien quién ha puesto, el ser se transforma, se esfuma, se pierde y sólo queda el vacío existencial que implica que no importa el recorrido, el medio, sino sólo el objetivo, el resultado…..alcanzar la meta. En ese momento necesariamente, se inicia el alumno copista. Las metas garantizan, formalizan, las aspiraciones del entramado social, es decir, legitiman un orden normativo.
El alumno perteneciente a un grupo, en el cual interactúa de manera regular y consciente, en el que se le exigen logros a partir de un entramado normativo y de una organización interna, necesita para seguir perteneciendo al grupo de referencia y más tarde para ser aceptado socialmente, alcanzar las metas establecidas como válidas por ese orden normativo y social.
La escuela es un agente socializador fundamental en los chicos, aunque la socialización sea un proceso que dura toda la vida.
La desafectivización de los vínculos pedagógicos lleva a convertir al otro en una “cosa” en lugar de verlo como una persona. En la medida en que sigamos perdiendo la percepción del otro como un ser que siente, que piensa, que actúa y que tiene una historia, será cada vez más amplia la brecha entre el alumno copista y el docente.
Para evitar continuar generando futuros alumnos copistas , se deberá reconstruir los vínculos pedagógicos, promover la revalorización del docente, reconstruir la forma de comunicación, construir desde la posibilidad de ponerse en el lugar del otro, entender que los docentes como sus alumnos son seres que sienten, con capacidad, critica y por sobre todo creativa.
5-REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA.
1- Módulo 1 “Mundo sociocultural y proceso de socialización”.
2-Módulo 2 “El grupo el actor y la organización”.
3-Módulo 3 “Mundo sociocultural y su interpretación”.
4-Organizaciones Michel Crozier .
5-“La Deshumanización” de Daniel Núñez .
6-“Sobre la comprensión del proceso de escolarización: Aportes de la teoría del etiquetado”.
7-“La construcción social de la realidad” Peter L. Berger Thomas Luckmann. Amorrortu Editores
8-“Mundo Contemporáneo y Homo Consumens” de Ibañez.
9- Pierre Bordieu “Conceptos Claves”.
10- www. el país.com.es

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